Un piso con chimenea para urbanitas montañeses

¿Quién dijo miedo? Aquí no hay nadie que dicte las normas, solo el buen gusto y el sentido común. El resto dependerá de cómo administremos los espacios y el presupuesto.

Decimos esto porque no muchas personas deciden instalar una chimenea en un piso, ni clausurar un balcón para aprovechar el espacio interior; pero en realidad nada lo impide. Diseño, una buena decoración y elección de materiales de calidad marcarán la diferencia final. De todos esos recursos -y de algunos más- podemos presumir en El Rincón del Arte.

Chimenea alpina en el salón de un piso

La piedra angular en este proyecto era la chimenea, un capricho de nuestros clientes del que no querían prescindir. Añoraban las casas de pueblo en las que se disfruta de este elemento, las tardes lluviosas y frías del invierno oyendo crepitar los troncos, el olor de la madera, el calor del fuego…

Así pues, compusimos el diseño del salón teniendo en cuenta que en el centro de nuestras cuitas -y de la estancia- estaban la chimenea y la leñera; después colocaríamos todo lo demás.

La chimenea, cerrada para evitar humo y suciedad, quedaba integrada perfectamente en el muro. Utilizamos un marco de madera para que destacase, combinando este elemento con las baldas del mueble mural.

La leñera, en formato rectangular vertical, brinda la comodidad de poder alcanzar los troncos con la mano cuando preparamos la chimenea, y a la vez cumple un papel ornamental aportando la calidez, rusticidad y color de la madera.

Integramos ambas en un mueble construido a medida, en el que dispusimos espacio de almacenaje en la parte baja, con baldas cerradas a lo largo de todo el muro. La combinación de blanco y madera aportaba claridad y color al salón, otro de los objetivos que nos habíamos propuesto.

La televisión quedaba estratégicamente colocada a la izquierda de la chimenea y en el otro extremo compusimos un elegante módulo en cristal para utilizar como botellero o guardar la cristalería y vajillas.

Balcón cerrado para puestas de sol eternas

Luz, luz y más luz. Observar las nubes desde la cama, disfrutar de la puesta de sol y las amanecidas: un sueño de dormitorio solo posible con creatividad y mucha experiencia.

Calculamos, para empezar, cómo podríamos conseguir más espacio en un dormitorio donde carecíamos de armarios. Las ventajas que nos ofrecía cerrar el balcón eran muchas y muy potentes, para empezar, el aislamiento acústico que nos ayudaría a encontrar la paz y alejarnos del mundanal ruido.

Otro gran beneficio era la estabilidad de la temperatura, pues con el nuevo cerramiento conseguiríamos evitar las fugas de calefacción en invierno y de aire acondicionado en invierno.

Ganamos espacio, más que suficiente para colocar un decorativo y útil banco con cajoneras enormes donde guardar mantas, edredones, bolsos y zapatos. En el banco proponemos colocar algún cálido cojín o manta decorativa que invite a sentarse, ¡es infalible!

En nuestra cruzada por obtener mayor rendimiento del dormitorio conseguimos, a partir de la conversión de un cubrerradiador en un mueble que ocupaba toda la pared, cumplir dos objetivos: adornar la estancia con una bonita estantería para apoyar libros y fotos e incrementar los espacios de almacenamiento.

Los niños: cierra la puerta y vete

La creatividad y el orden no están reñidos, especialmente si estamos en territorio infantil. En un cuarto para niños, donde se multiplican juguetes, libros y ropa, la elección de un buen diseño de muebles es esencial.

En esta ocasión, para aprovechar el espacio que quedaba alrededor del radiador -tanto al lado como encima-, colocamos baldas estrechas y un cubrerradiador que los protegiera de quemaduras.

Con una buena cómoda con cajones solucionamos el tema de la ropa; los juguetes y demás parafernalia quedaron a buen recaudo en las cajoneras bajo la cama.

Limpieza, simplicidad y todo el apoyo del mundo a los niños para crear. No tienes por qué quedarte, cierra la puerta tranquila y vé a tus cosas.

Mesa de comedor y de trabajo, ¡te lo compro!

Este rincón nos quedó especialmente bien. Nos encantan las lámparas que colocamos sobre la mesa con entramado de mimbre y las sillas de terciopelo aguamarina.

En esta mesa, diseñada y fabricada en nuestros talleres, se come y se trabaja, porque cada veta y cada uno de sus nudos habla de tranquilidad y buenos momentos. Madera maciza de

La librería que la enmarca contribuye a dar atmósfera al conjunto, con baldas abiertas en la zona superior y almacenaje con puertas en el inferior. Los elementos decorativos, como las lámparas y cestas, aportan el tono madera presente en el resto del salón

Armonía, calidez, elegancia y transparencia… Pero nos queda algo por hacer, ¿no?

Iluminación, ese detalle sin importancia

En fin, es broma, más bien todo lo contrario. La iluminación crea el ambiente, favorece el estudio o la fiesta, descubre rincones y pasillos, crea lugares para el descanso o la actividad.

En todos nuestros proyectos, especialmente en los que realizamos diseño y amueblado integral de la vivienda, dedicamos horas a determinar cuál es la mejor solución para iluminar convenientemente los espacios. La función a la que vayamos a destinar el lugar marcará la diferencia, pues no es lo mismo una bodega para cenas y algazara que un despacho para reuniones o un vestidor.

Tenemos en cuenta todos los condicionantes, desde dónde irá el interruptor hasta la elección adecuada del punto de luz. Del mismo modo, decidimos el tipo de foco o lámpara, iluminación omnipresente y blanca, o delicada y suave, para grandes espacios o diminutos (por ejemplo, un mueble bar).

La estética está también muy presente en nuestras decisiones pues consideramos que, tan solo mediante la elección de un tipo de lámpara, podemos otorgar a la estancia un estilo preciso que determine el éxito o fracaso de todo el proyecto.